ALICIA A TRAVÉS DEL ESPEJO
Alicia a través del espejo fue el estreno más visto en su día de arranque con 23.922 de espectadores, esta película es la secuela al gran éxito taquillero del 2010. En donde se toma el libro de Carroll como fuente de inspiración y entrega, una historia prácticamente inventada, retomando la acción un poco después del final de la anterior.
En esta segunda parte Alicia dirige con bravura e inteligencia el barco de su padre. Sin embargo, cuando regresa a puerto, se encuentra con una doble situación: la posibilidad de perder la embarcación y, a su vez, tener que aceptar un trabajo como oficinista, debido a su condición de mujer, para huir de la realidad, acabará regresando a Wonderland, y a través de un espejo se encontrará al sombrerero loco sumido en una depresión que puede acabar con él y ella para evitarlo, se penetrara en un viaje al pasado en el que deberá enfrentarse al Tiempo y a la Reina Roja.
Los seis años transcurridos entre “Alicia en el país de las maravillas“, de Tim Burton, y Alicia a través del espejo, de James Bobin, parecen no existir a tenor del resultado de la segunda entrega, salvo, evidentemente, en la mejora técnica en los efectos digitales, dejando de lado el rostro de Johnny Depp como sombrero loco, una auténtica caricatura burlesca, sobre todo, en el terreno del 3D, aunque vuelva a mostrarse su utilización en un plano meramente espectacular que apenas ayuda a la narrativa, todo para conducirnos hacia un final que es más o menos el mismo de la anterior, sobre todo, eliminando prácticamente el origen literario, abierto a otras aventuras para la franquicia una vez terminado el lógico díptico a partir de la obra de Carroll.
Ambas películas mantienen tal coherencia estética, lógica a nivel de producción, que borran prácticamente el mundo creado de Carroll y no se puede negar que Alicia a través del espejo resulta un espectáculo entretenido y efectivo, con algunas secuencias resueltas de manera excelente, que consigue transmitir un sentido de la aventura, dinámico con un tono amable y sin pretensiones más allá de la acción.