¡Vénganos tu reino, María Magdalena!
Opinión: Rafael Lechado Cruz de Echados Viendo Tele
De forma solemne, respetuosa y con cuidado la película dirigida por Garth Davis y escrita por Helen Edmundson y Philippa Goslett, “María Magdalena“, nos muestra un retrato justo y necesario de la vida de esta mujer. Ella es la “apóstola de los apóstoles”, a como la reconoció la Iglesia hasta en 2016 y con esta producción se le hace un homenaje digno.
Es algo complicado discernir en cuanto a términos cinematográficos de una historia de este tipo, aún para mí que no soy católico y ni siquiera creyente, pero reconozco el peso histórico para la humanidad que tiene todo lo referente a Jesús.
En el filme nos encontraremos con muchas secuencias contemplativas, ya sea de áridos paisajes con tonos grisáceos o primeros planos para reflejar el estado anímico de María, Jesús, Pedro o Judas. El de éstos no varía demasiado, quizás por lo mismo de ser demasiados devotos con la imagen de estas figuras divinas.
Todo inicia con María siendo obligada a casarse a como era costumbre en esos tiempos y en esa parte del mundo. Ella no lo desea, siente que no nació para eso. Su familia, con aquella imposición de que el “hombre siempre tiene la razón”, intenta “sacarle los demonios” porque creen que no se encuentra bien al tener esos pensamientos independientes y desafiantes a la norma establecida.
De ahí se encontrará al Rabino, a como se refieren a Jesús, quien le abre los ojos y le hace encontrar el camino que debe seguir, aún cuando eso signifique dejar atrás sus raíces y hogar. Desde entonces partió junto a los demás apóstoles a conocer más de cerca a ese hombre con poderes curativos, palabras directas y un amor infinito hacia Dios.
En cuanto a los diversos pasajes bíblicos sobre este camino hacia Jerusalén ya muchos sabrán al respecto, y el filme no se enfrasca demasiado en querer poner todos los focos en los mismos. Eso me parece muy bueno, porque la importancia radica en la reacción e interacción de María de Magdala a esos acontecimientos, siendo ella “primera testigo que vio al Resucitado y primera mensajera que anunció a los apóstoles la resurrección del Señor”, según reza el comunicado que hiciera El Vaticano.
Una de las escenas que más me gustó fue cuando Pedro, (gran elección de buscar un actor de raza negra) quien muestra cierta envidia/celos por la atención que María goza de Jesús, le demuestra su admiración porque ella fue capaz de mostrar piedad y misericordia cuando a él no le nació en un primer instante. Me gusta cómo la película dedica más tiempo a una lección así que a la misma crucifixión, quitando ese morbo que a Mel Gibson le encanta.
Joaquin Phoenix como Jesús cumple su papel de buena forma, aunque la entrega se nota limitada por ese respeto a los esquemas generales. Lo que sí es que hace ver otras facetas no tan comunes para retratar al Mesías; a veces enojado, contrariado, confuso incluso, como todo un ser humano. En el caso de Rooney Mara, actriz que admiro muchísimo; despliega con su mirada sentimientos de admiración, ternura, empatía pero a la vez momentos de temor y rechazo, llegando eventualmente a mostrar temple y determinación para difuminar la Palabra.
Los amplios planos de paisajes, las palabras dichas con detenimiento, los momentos cercanos entre María y Jesús -con o sin diálogos- convierten esta película en una que no se jactará de tener un ritmo dinámico, pero que para el tema que aborda es simplemente el necesario.
Es así entonces que estamos ante un filme que no creo llegue a trascender demasiado en el sentido del séptimo arte, pero que es el primer paso a que muchos católicos se den cuenta del valor de la mujer en esta religión. Y ojalá, de la mujer en la sociedad en general.