El glamour y decadencia del crimen en Goodfellas
“Desde que tengo memoria, siempre quise ser un gángster”. Con esta línea impecable Scorsese nos introduce al mundo del crimen en el New York de los 50s, 60s y 70s.
Goodfellas ha sido sujeto de análisis de todo tipo desde que se estrenó en 1990. Catalogada entre las mejores películas de todos los tiempos, esta cinta es una clara demostración de un director en la cúspide de sus poderes. Scorsese nos da un recorrido por el bajo mundo de la mafia a través de los ojos de Henry Hill, quien nos narra su historia de ascenso y caída desde la perspectiva de alguien que ha crecido en este medio y que desde temprana edad ha glamorizado este ambiente. Por decirlo de otra forma, muchos jóvenes de su época querían ser Mickey Mantle; Henry quería ser un mafioso.
La película no escatima en presentar a sus personajes como las personas más “cool” del mundo. Hay una escena en particular que es un plano secuencia de Henry entrando al club favorito de los mafiosos, el Copacabana. La secuencia se mueve de forma frenética, Henry camina rápido, no hace fila, no espera por una mesa, las reglas del mundo no aplican a su persona. Él tiene el dinero y el poder para hacer lo que quiera.
Como espectador no es difícil enamorarse de esta vida y esa actitud permea todos los aspectos de la existencia de Henry. A medida que se incorporan personajes a su vida, como su esposa Karen (protagonizada por Lorreine Brocco), estos son seducidos por el glamour de este mundo a tal punto que se hace de la vista gorda de la violencia que sostiene este estilo de vida.
La película se desarrolla bajo este esquema y los espectadores quedan presos de la ambigüedad moral. Cada uno tiene su punto de quiebre a medida que aumenta la violencia, las drogas y las traiciones que están intercaladas con escenas familiares. Por ejemplo, me matan las escenas de comida que por lo general se dan antes o después de algún crimen horrible. En mi caso mi punto de quiebre es la situación de Spider, un joven bartender que atiende a los mafiosos en un club privado de poker. Tommy por andar jugando con un arma le dispara en el pie por accidente, por lo que Spider tiene un dilema ante esta situacion. Toda persona en su sano juicio no volvería a trabajar en ese ambiente, sin embargo una semana después los muchachos vuelven al club y ahí esta Spider trabajando. Tommy le hace una broma pesada sobre el asunto del pie y Spider lo manda a comer mucha m***da, a lo que Tommy se malea y le dispara, Spider muere y la pregunta queda flotando en el espectador, ¿por qué volvió?. Es desde este punto que la película se torna mas ácida, la máscara del glamour se desvanece y queda expuesto el destino de todo mafioso: la muerte, la cárcel o el cementerio.
Henry tiene otro destino y lo más curioso es que es un personaje de la vida real, está vivo hasta el día de hoy y plantea un final cruel y triste, por momentos peor que la suerte de sus compañeros. Solo les puedo decir que hoy en día él no es un gángster.
Goodfellas es una obra maestra, eso es indiscutible. Todo amante del cine tiene que verla repetidas veces ya que su complejidad artística, técnica y cultural es trascendental, pero si no quieren ponerse tan cultos, tan solo repetir las líneas con los amigos en un bar es muy divertido.
Juan Monte Casablanca / Echados Viendo Tele