5 cosas horripilantes que te suceden al escribir una película
La terrorífica página en blanco!
Hace miles de millones de años, cuando en el mundo apenas existían organismos unicelulares, las películas eran escritas con máquina de escribir. Y no me refiero a esa máquina prehistórica con punta de grafito, me refiero a unas chunchas que chucheaban en papel las chochadas que tu cabeza chuncheaba.
A ver si pueden sextear con esta chochada.
Naturalmente, todo guionista se tenía que enfrentar a una página en blanco. Y no tengo palabras para describirles el horror que es para un escritor tener que comenzar. Porque puede suceder una de las siguientes cosas:
1 La inspiración te tocó sensualmente, fuiste corriendo a escribir y tres párrafos después, te das cuenta que la idea que tuviste no tiene raíz ni tronco. Fue como decir: “Haré una película sobre Rubén Darío. Que buena idea!” Ajá, dale, ahora tratá de resumir su vida en 90 páginas de forma coherente, cinematográfica y narrativamente entretenida. No, una buena idea NO es suficiente.
2 Vos mismo te obligaste a sentarte y escribir algo. Y de cada 10 ideas que se te vienen a la cabeza, 4 no sirven, 3 son una basura, 2 son vergonzosamente ridículas y 1 involucra hacerte daño físico. O sea, estás bloqueado! Y para un escritor, estar creativamente bloqueado te hace sentir más inútil que un semental con disfunción eréctil.
3 Te dignás a escribir algo, lo dejás ahí durante la noche y al leerlo la mañana siguiente, te das cuenta que lo que ahí está escrito solo pudo salir de la mente de un psicópata con serias frustraciones existenciales y con la redacción de un niño de 2 años con dislexia. Querés morir.
4 Te contrataron para escribir algo y en tu mente lo único que podés escuchar son las voces de tus jefes o del cliente criticando violentamente tu trabajo. O peor aún, te los imaginás leyendo lo que escribiste, sin ninguna reacción en su rostro, incapaces de decirte de forma educada el asco que les provocan tus palabras y el deseo que tienen de que dejés de existir.
5 Lográs escribir la primera versión de una historia o guión completo y te das cuenta que la primera versión de todo en la vida, no sirve para más que para cuando no hay papel higiénico en el baño. Toca hacerle muchas revisiones y mejorar ese trabajo. Y entendés que ese difícil trabajo lo tendrás que repetir. Y pensás en tu mamá. Y llorás.
Es normal en todo artista, tener uno o varios tipos de tormento, que solo a través del arte pueden expulsarse. Para el escritor, el peor de todos es esa bendita página en blanco. Creada en las calderas más profundas del infierno y diseñada para desmoralizar a todo aquél que se enfrente a ella.
Me siento como cuando voy a renovar la circulación del carro.
Pero ahí está lo bonito. Esa misma frustración ha llevado a muchos escritores a conocer mejor sus limitantes, sus inseguridades. Varios de ellos, como el caso de Charlie Kauffman, han usado esa misma angustia y ansiedad dentro de sus historias. Y por eso Nicolas Cage hizo el papel de Charlie en una de las películas más inteligentes de la década pasada, Adaptation.
La página en blanco, o el lienzo en blanco para el pintor, el pentagrama para un músico, el archivo de Sketch-Up para el arquitecto, lo que sea, todo proceso creativo tiene un inicio intimidante y cruel.
En la foto: El proceso con el que se escriben los libros de Paulo Coelho. Solo falta cambiar esas manos por las de un orangután.
Superarlo y llegar a crear algo es para un artista una de sus más atesoradas conquistas.